-Lo siento, Excelencia. Me consta que están escribiendo un libro sobre su vida, pero a usted la mayoría de la prensa actual ni lo nombra. Aparecen mencionados, en cambio, la India y Tailandia, los piratas de Somalia, en algunas partes Venezuela y el Congo, hasta las negociaciones energéticas entre Rusia y el reino de España, y por supuesto los Estados Unidos...
-Hay que documentarlo todo, todo. Si yo dejara escrito sin fecha que hemos perdido la guerra, hoy no sería verdad, pero mañana, tan sólo 24 horas después, podría serlo. Y alguien creería que yo he confirmado una derrota que no habría admitido ni mintiendo. Debe quedar constancia, pues, de que a día de hoy la victoria ha sido nuestra.
El Consejero le miró con el rostro de quien, aun estando atento, no se ha enterado de nada de lo que le han dicho.
Había vuelto el mandatario sin triunfalismos, aunque le esperaban en tono festivo. Prefirió mantenerse ausente y distante, concediendo a sus hombres de mérito, no obstante, un homenaje en forma de concierto (casi ironía ese día, Las Indes galantes de Jean-Philippe Rameau) cuya música, del otro lado de la ciudad, resonaba de calle en calle, con aires que recordaban una época antigua en la que la India, Tailandia, Somalia, Venezuela o el Congo estaban aún por descubrirse del todo a Europa. Por mucho que quisiera sentirse como un barroco rey francés, quizás, era como estar en cualquier época menos en la suya.
Atentado por VENGANDO a las 28 de Noviembre 2008 a las 04:17 PM