-No somos tontos los que movemos todo el cotarro. Voy, por eso, a explicarte el conflicto que plantearía un posible cambio de régimen. La base de dicho conflicto no reside más que en el ejército nacional, en su juramento. Mis soldados no sirven a un pueblo, ya sea éste visto como ente abstracto o como conjunto de ciudadanos, sino que son leales a mi régimen, junto con la bandera, la moneda, el idioma y el himno, entre otras de sus raíces culturales, y en el caso de desaparecer yo, al sistema sucesorio que haya yo mismo, yo propio impuesto. Si alguien quiere república y libertad, será derramando sangre. Ante tal cambio político mi ejército no ha jurado nada, y sí lo ha hecho en contra de dicho cambio. Habrá en resumen dos opciones: seguir en paz con lo estipulado o entrar en guerra civil, en revolución sanguinaria defendiendo buenas intenciones y banales ideas, para llegar, a la postre, a otro régimen autárquico, por mucho que sea de muy lejana calaña. Aténgase, pues, a las consecuencias quien, en pos de un aire de modernidad y democracia, se enfrente a las leyes escritas y a las lealtades comprometidas. Quien rompa con éstas, al cabo, será un traidor.
Atentado por VENGANDO a las 24 de Noviembre 2008 a las 05:38 PM