21 de Noviembre 2008

DICTATORIS

Con tremenda soberbia, era capaz de ordenar, condenar, juzgar y sentenciar, y a la vez, con la misma soberbia actitud, en sus rarísimas equivocaciones, podía desdecirse manipulándolo todo y repetirse hasta la saciedad, alegando:

-¡Es que se me malinterpreta!

Lo que decía no conocer era, sin más, lo que creía se escapaba de su control omnímodo, algo que desviar de mala manera. El resto vivía en la ineptitud y la incompetencia. No le extrañaban, por tanto, sus orígenes, su inspiración. Eso era un dictador.

Atentado por VENGANDO a las 21 de Noviembre 2008 a las 03:36 PM
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