Aprovechando que aparecía en demasiados lugares de la prensa esos días, Vengando le pintó a Cristina Fernández de Kirchner cuernos y unos espesos bigotes de tinta negra, con languidez, despreocupado. Pensando un poco, decidió emprender la misma política que ella estaba llevando a cabo junto a otros países de Latinoamérica. Moribunda su guerra y con suma tranquilidad, empezó, así, por soñar con nacionalizar, sin avisar a Hugo Chávez siquiera, alguna compañía venezolana: Carburantes de Carabobo, tal vez. Vengando se la quedaría para él solito (en tiempos de crisis le iba a venir de maravilla) y supuso que seguiría con otras empresas más, tantas como estuvieran chupando de sus dominios. Mandaría a su Consejero, incluso, a negociar con el Gobernador del Banco de España, a ver qué posibilidades tenía. Al Consejero le daría un infarto si llegaba a conocer tales planes; también quizás al mismísimo Gobernador del sacrosanto monstruo bancario. Sonrió y besó entonces el retrato de su inspiradora, de su musa, bajo el improvisado mostacho perfumado de Chanel y Bic Cristal... La bosta debía salpicar a todos.
Atentado por VENGANDO a las 24 de Octubre 2008 a las 04:42 PM