-General, no se lo va a creer...
El joven uniformado abría la puerta de golpe, y ante la falta de cristales en el despacho principal, la corriente pareció querer arrancar todo de su naturaleza. Una mirada repentina y severa, cesarina o napoleónica, borgiana, alejandromagnesca o doctorfranciana, constituía la primera respuesta.
-Donde hay patrón no manda marinero -dijo el más supremo de los mandatarios, reunido allí con varios lugartenientes.
-Disculpe, Excelencia. No le había visto... Creí que estaba en la capital.
-Volver al conflictivo frente siempre me es un placer. ¿Qué noticias traes?
-La guerra ha acabado, Excelencia. Aquí están las condiciones. Se rinden.
Se iban a iniciar gestos de celebración al momento truncados.
-La guerra no acaba sólo porque uno de los bandos ceda...
¿Y nada iba a cambiar? Carros de combate tronaron por la plaza principal y ensordecieron la conversación, hasta el pensamiento.
Atentado por VENGANDO a las 23 de Octubre 2008 a las 08:02 PM