Mientras la economía se hundía por completo, poniendo al trasluz la radiografía de las ruinas del liberalismo, y el Consejero no conseguía, mediante una opulenta cena, al estilo de las de despedida de AIG y Fortis, en la capital con los Embajadores de los países neutrales, convencerles para la intervención de los mismos (mal, muy mal), Vengando, solo en su barracón, sobre el mapa, acercaba los pequeños blindados y los alfileres con banderitas verdes de la infantería ligera a las zonas fronterizas y a las que permitían el suministro de agua. Todo parecía minúsculo, insignificante; todo, excepto la cucaracha que en ese instante atravesaba el frente hacia sus territorios. Las polillas en torno a las luces hacían las veces de fuerzas aéreas amenazantes. Y fuera, el silencio se convertía en un personaje aterrador, el único y verdadero enemigo.
Atentado por VENGANDO a las 10 de Octubre 2008 a las 04:05 PM