6 de Junio 2008

EL PROCESO Y EL FRACASO

El sol y el tristeazulado cielo se alternaban para inundar el patio cuando entró el Consejero y vio el degradante espectáculo. Se dirigió a su superior, en un lateral, mientras varios centinelas tiraban de un hombre encadenado, sacándolo por el portón principal.

-¿Qué ocurre, Excelencia?

El omnímodo, con las manos a la espalda, no contestó; tampoco apartó los ojos de la mirada angustiada de aquél al que se llevaban semidesnudo y arrestado, arrastrado, como un animalillo que se retorcía sin substancia.

-¿Qué ha hecho?

-¿Le conoces?

-Es uno de los lugartenientes de su confianza.

-Ya no lo es.

-¿Qué ha hecho? Permítame de nuevo la pregunta.

-Nada malo que yo sepa... ¿Tú has leído a Kafka?

-Hojeé alguno de sus libros, sí.

-El proceso -fijó sus inquisitoras pupilas en el Consejero-, me refiero a ese sobre todo.

-Hace unos años, Excelencia, ¿por qué?

-Digamos que ese infeliz ahora mismo está viviendo una suerte similar a la del protagonista del libro. La gente cuando fracasa, aunque no lo merezca, se siente culpable. A este miserable en circunstancias más afortunadas le podría incluso haber elegido sucesor, pero le he escogido al azar, en cambio, para ponerme un ejemplo vivo y a la vista. Ahora mismo se estará preguntando qué ha hecho, como se lo preguntarán sus compañeros o te lo preguntas tú. Y con seguridad sabrá de algo malo en lo que haya incurrido, por mínimo que sea, y llegará a pensar que merece su pena. Son tantos los que caen en desgracia sin tener culpa de nada... Una enfermedad, un accidente, aunque los sufriera una persona cercana, se considerarían culpa propia, si no un castigo por algo malo cometido en otro tiempo, como si todos los errores del pasado se pagaran.

Atravesado el arco de entrada, se perdía de vista el grupo, ya con el cielo nublado, sin luces ni sombras entre ellos.

-Podría haberle sólo destituido, dejarle sin trabajo, y ahora no sé si ordenaré su ejecución o la cadena perpetua. Supongo que será al azar, como su elección. Parecerá, pues, un capricho, pero en el fondo la suerte es la peor y más cruel de las tiranías. Y eso ya no depende de mí.

Atentado por VENGANDO a las 6 de Junio 2008 a las 07:42 PM
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