Claro que no; habría cosas que no podría hacer. Tampoco parece que pudiera recuperar el Virreinato del Perú o la corona de Argantonio, conseguir la cura contra el cáncer o redimir a antepasados perdidos y ganar en Waterloo. Tampoco podría acelerar partículas y destruir el mundo sin conceder por misericordia un día más, o remar como faraón entre los sueños del Nilo y la ultratumba de las estrellas. No podría chuparse uno de los codos, rediseñar el urbanismo de Pompeya, cantar ópera china o encalar los muros de la Capilla Sixtina. Y tampoco podría salir de las lindes de su propio cuerpo o viajar al Barroco a bufonearse ante Felipe IV. Quizás fuera capaz de hallar la velocidad de la luz en los haces de brillo que consiguiera de pulir los guardabarros del primer Hispano-Suiza de Picasso, pero tampoco lo haría; ¿para qué? En realidad, desde su magnificencia, no es que le faltaran medios, colaboradores, espacio o tiempo; no es que, al cabo, no pudiera, ya que lo podía todo si quería; es que había para él temas más importantes y no quería.
Atentado por VENGANDO a las 11 de Septiembre 2008 a las 03:51 PM