20 de Agosto 2008

UBICUO EN REBELIONES

Podía estar ubicuo en las sacras Panateneas, en los Juegos Olímpicos y en sus benditos jardines, a la vez. Era agosto; era calma, solaz, todo en demasía hasta el aburrimiento, y lo quería abarcar todo, todo en demasía hasta la apoteosis. Aparte de guerras y jugadas estratégicas (sociales, económicas, culturales), añoraba alguna rebelión interna. Recordaba las más grandes de Francia, siempre primera en apariencia por lo convulsa, y también las de otros muchos países, desde México hasta la India. La mayor parte de las veces se permitía el lujo de ignorar revoluciones tales; era su gran afición. En otras ocasiones, por el contrario, las había promovido el propio tirano para entretenerse. Corrían entonces tiempos de tener bajo control los terrenos, los ciudadanos, la voluntad y la consciencia globales. En la circunstancia que vivió después, sin embargo, era como si hubiera olvidado la forma de crear esas insurrecciones, o de atacarlas y sofocarlas. Debía hacer algo. No podía, no debía perder la memoria. Era él, al cabo, quien tenía el poder pleno. Saludó la estatua del Partenón, pasó de las pruebas de atletismo por visitar la muralla china, y a la sombra de su retrato ecuestre en bronce, mientras veía atardecer junto a su palacio, cogió planos de estrategias pasadas e intentó vislumbrar su futuro en los posos del grafito que blandió con ahogado denuedo y asfixiado brío.

Atentado por VENGANDO a las 20 de Agosto 2008 a las 07:42 PM
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