"Lo que importa es la firma", repetían como loros, "lo que importa es la firma". Obviaron por eso las mejores cualidades; se escudaron en su moral, en no querer moverse y en ganar por banalidades.
Francis Picabia lo tuvo claro. Ni siquiera iban a mirar el contenido de la obra. Recogió las firmas y algunas ocurrencias de todos sus amigos (suerte de los que tan bien se rodean) y creó la pintura perfecta, un caos limitado por el universo de un lienzo, sin individualismo, sin personalidad, L'oeil cacodylate, un "ojo cacodilato" que todo lo ve, colectivo dadaísta mediante.
Ni Giocondas, ni Meninas, ni Sardanápalos, con ello pareció espetar: "Ahí tenéis, estúpidos, la creación más perfecta del mundo". Eso era arte conceptual.
Atentado por VENGANDO a las 30 de Julio 2008 a las 04:20 PM