2 de Junio 2008

LA CUARTA PIRÁMIDE

-Y me decían que el ser humano es un animal racional... Hoy, con el descubrimiento de los vestigios de una cuarta pirámide en Egipto, aún mayor que la de Keops, y por tanto, la "Grande" a la que se debió de referir Herodoto, se me ha puesto un gran ejemplo de lo contrario. Somos tan racionales como para realizar todo un canto a la geometría que imite a una montaña y se acerque al cielo, algo que venerar durante siglos sólo por su grandiosidad y su soberbia matemática; sólo por su poliédrica bestialidad. Tan dadaístas somos en el fondo que el ser humano no es racional, sólo irracional y consciente. De hecho, el dadaísmo debería considerarse nuestro gran descubrimiento, nuestra esencia, la recuperación del instinto más primario, el infantil cumplimiento del deseo de, al ver un charco, saltar sobre él y salpicar y llenarnos de mierda. Pues, ¿quién resultó más racional, los egipcios que idearon semejante proyecto para una simple tumba, o los romanos que, viendo que tal edificio no daba ni sombra en los momentos más duros del día, la destruyeron con fines quizás más funcionales y pragmáticos? Nos sorprendería y aterrorizaría tal detalle de lucidez. En excepciones así es cuando buscamos nuestra supervivencia como los verdaderos animales, pero somos irracionales, e irreverentes del todo en nuestra sinrazón; hasta hacemos daño por mera diversión. Nos autocomplacemos de nuestra voluntad, cada cual con la suya propia, y sin embargo, hay quien también es sumiso en pos de ideas absurdas o de tradiciones cuyo origen ya se desconoce. Los más radicales y fanáticos son incluso capaces de idolatrar la imagen de un hombre clavado y torturado en una cruz. Y hay quien me espeta lo que es lógico. El acuario de medusas de la fachada de mi palacio no lo será; la redescubierta pirámide, tampoco. No somos racionales, no; somos el único animal consciente, consciente de su dolor, consciente de su propia muerta, de la idea de la muerte en sí. Por eso podemos ser grandes constructores de tumbas. Y aun así nos hemos constituido también en el único animal que se ríe, y hemos tergiversado tanto las cosas que lo natural nos parece obsceno. ¡La ironía es nuestra! Lo raro, lo ilógico, es que, tan avanzados, con tantas luces, hayamos sobrevivido hasta ahora.

Atentado por VENGANDO a las 2 de Junio 2008 a las 04:54 PM
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