Vale; unas buenas tetas, unos pechos turgentes, generosos, de pezón ubérrimo y alegre, pueden ser inolvidables, sí, pero chocan bastante con la profesionalidad de la varonía, de los machos trabajadores. Y a la discreción carnavalesca se pueden unir más detalles, la expresión del hambre eventual, de la indigestión de chocolatinas industriales o de la exclamación ante hijos de mil padres, verbigracia, todo ello acentuado por la expansión en el despiste (más o menos involuntario) de los medios de comunicación. "Somos humanos", se podrá pensar. "Y animales", de ahí viene todo. ¿Qué se le va a hacer? Pocos fallan (y se incluye sin perdón el propio Vengando) en esto último.
Atentado por VENGANDO a las 5 de Agosto 2008 a las 05:26 PM