11 de Junio 2008

ENTREACTO

Nadie esperaba la ilustre visita... El uniformado, discreto y sin decir nada, se adelantó a su séquito para apostarse sobre la balaustrada superior y oteó entre la oscuridad del panóptico. Más por aburrimiento de los centinelas que por ánimo de los presos, aunque estos eran los que más lo disfrutaran, se había montado el cinematógrafo, proyectando viejas obras cómicas para aquellos que en el gesto ya tenían marcada de por vida la claustrofobia. El frío muro, pese a la rugosidad de la piedra, dejaba ver con nitidez escenas de Entr'acte, de René Clair, aquella obra sin parangón que introducía el humor en algo tan serio, en su momento, como la tendencia que la avalaba, un escándalo para la burguesía. Muchos presidiarios reían a carcajadas y se increpaban; otros, apartados, incluso se metían la mano entre las piernas con la imagen de la bailarina barbuda danzando, tal era la locura en ese ambiente. No pasaba nada porque allí se divirtieran un poco. El resto del tiempo habría lágrimas y esos infelices ya no iban a ninguna parte. Donde no estaba tan a gusto el mandatario con las risas era fuera. Para los ciudadanos no debía existir ningún sentido del humor. "Que echen horas hasta dar la vida". No estaba sino deseando que aumentaran los horarios laborales. Cuanta más producción, más se beneficiaría su régimen. Y no había para él nada más divertido que eso, que las desazones de los demás, junto a sus ganancias, estuvieran en sus manos.

Atentado por VENGANDO a las 11 de Junio 2008 a las 07:50 PM
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